27 ene 2016

La triste pérdida de la honradez y el respeto del bien ajeno

Enero 27 de 2016.

Desde hace dos semanas, un grupo de estudiantes de bachillerato me ha venido pidiendo el favor que les permita guardar los bolsos en la biblioteca a la hora del descanso. Lo llamativo de esta situación radica en por qué los estudiantes se ven en la necesidad de sacar sus morrales en este tiempo. El año pasado cuando llegué al colegio, un alumno fue bastante enfático cuando le pregunté al respecto: “Martín, aquí hay mucha rata”.

Esto me hizo pensar entonces ¿qué está pasando en nuestro colegio? ¿A qué se debe que se presente esta situación? Y lastimosamente llego a la conclusión de que hemos perdido el respeto por el bien ajeno y la honradez.

Muchos me pueden decir que si el gobierno roba, porqué nosotros no. O peor aún, que la ocasión hace al ladrón como dice un viejo refrán. Y ahí es donde cometemos el primer error, porque el hecho de ser honestos y honrados es algo que se aprende desde el hogar, o al menos a mí me enseñaron eso en mi casa y ay que uno llegara con algo que no le pertenecía, la que se armaba era cosa seria. Y nuevamente me pregunto ¿qué están enseñando los padres a los hijos hoy en día? ¿Será que en casa se les dice a los estudiantes cosas como “no sea bobo” o “avíspese”?

Ser honesto implica una responsabilidad social, implica denunciar a quien obra mal, con valor. La corrupción en el país ha llegado a tales puntos debido precisamente a que muchas veces los ciudadanos se quedan callados o se dejan comprar con dádivas venidas de los corruptos. Sin ir más lejos, hay que ver todas las artimañas que muchos politiqueros emplean a la hora de conseguir votos para sus campañas.

Entonces ¿qué podemos hacer? Primeramente, tomar conciencia que lo que tiene el otro, merece todo nuestro respeto y que si yo no quiero que me roben, entonces tampoco debo robar. Que ser honrado si paga, porque no hay mayor paz que una conciencia tranquila. Robar e irrespetar el bien ajeno da muestras de falta de sentido social, de la no valoración del esfuerzo con que el otro ha conseguido esas cosas.

La plata fácil no existe. Es mediante el trabajo honesto y responsable que podemos obtener nuestros logros personales y materiales y es con responsabilidad social la forma en que aprendemos a que el otro, al igual que yo, merece respeto en su persona y sus posesiones.

El reto está entonces en que si en tu casa o en tu entorno gracias a los malos amigos, querido estudiante, te han enseñado a ser deshonesto, cambies la actitud y asumas un compromiso diferente, un compromiso de valoración por los demás y pos sus bienes, para que entre todos comencemos a construir un nuevo país, ya que los grandes cambios necesitas de pequeñas acciones.

Impulsemos entonces entre todos una campaña para el cuidado mutuo de nuestras pertenencias, en donde podamos dejar los morrales en las aulas y poder disfrutar de nuestro descanso sin el temor y la zozobra a ser robados. En nuestras manos está el promover una mejor convivencia y solidaridad.

Martín Leonardo Rocha Rincón

Bibliotecario I.E. Miraflores

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